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Son 15 días de zozobra Familia de vigilante desaparecido en Barú

En la mañana del domingo -ayer-, en el sector de Playetas, de la Isla de Barú, fue hallado un cuerpo en alto grado de descomposición.

Se trata de un hombre de entre 40 y 50 años y se desconoce si murió por inmersión u otro motivo. Su identidad y causas de su muerte serán reveladas por expertos luego de las pesquisas requeridas para estos casos.

Ese macabro hallazgo trae a colación el caso de dos hombres que permanecen desaparecidos en esa isla desde el pasado 23 de mayo. La familia de uno de ellos, el cartagenero Adolfo Agámez Zúñiga,  afirma no tener información nueva sobre el caso.

“Todo sigue igual. Han pasado 15 días y no tenemos pistas de su paradero y tampoco sabemos por dónde empezar a buscar”. Desesperado y triste se siente Pedro Agámez, hermano de Adolfo, el guarda de seguridad que desapareció en la noche del pasado 23 de mayo en una casa-finca de la isla.

Todo apunta a que Adolfo fue raptado por desconocidos que, al parecer, estaban disfrazados de policías. También se llevaron a Pedro Luis Llamas Magallanes y a John Jairo Oliva Duarte, quien al día siguiente apareció muerto a bala y maniatado en una playa, también en Barú.

“Adolfo tenía cinco años en la empresa de seguridad Vimarco. En mayo salió de vacaciones y cuando entró le dijeron que fuera a cuidar en esa casa-finca. Solo tenía 10 días allá, no conocía a nadie y nunca manifestó ver algo extraño en el lugar”, contó el hermano.

También dijo que escuchó que “los administradores anteriores tuvieron un problema en ese lugar, pero no sabemos qué clase de lío fue”. John Jairo era el actual administrador y Pedro, su ayudante. Habían llegado hace pocos meses del Cesar. Sobre ese lío que se dio en la casa-finca este medio conoció que fue entre personas que vivían cerca al lugar y el administrador. Supuestamente el empleado baleó a un hombre.

Pedro dice que la Fiscalía lleva el caso, al igual que Vimarco y que “ambos dicen que están investigando, que tenga paciencia”. Agregó que visitó el lugar y encontró la moto de Adolfo y sus documentos. “A la moto le mocharon los cables de la batería para que no funcionara. Dejaron sus cosas, solo se lo llevaron con su la ropa que usaba y su celular, pero está apagado desde ese día a las 8 de la noche”, dijo el familiar.

Pedro está preocupado: “pasan los días y no hay información. Un día me dijeron que había un hombre en Marialabaja, que podía ser él, pero fui y no era”.

Sobre el actuar de la empresa donde labora su hermano, Pedro dice no estar satisfecho. “Los vigilantes en turno se reportan cada dos horas, entonces no entiendo por qué si vieron que Adolfo no llamaba en la noche y madrugada, no se preocuparon, no lo llamaron, le dejaron solo. Ahora me dicen que están buscándolo, espero que sea así”, expresó el familiar.

Adolfo mide 1,80 metros de estatura, de piel clara y de contextura delgada. Tiene un tatuaje en la pierna derecha con los nombres “Cristo y Juaco”; también tiene una cicatriz en el lado derecho del tórax.

El día que desapareció vestía el uniforme de la empresa que es una braga color marrón, con rayas amarillas a los lados. Usaba botas negras.

“Esperamos la ayuda de la ciudadanía. Mi número es 320-6391956. Por el momento nadie nos dice nada de él”, dijo Pedro.

En Medicina Legal, en Zaragocilla, permanece el cuerpo no identificado. Los funcionarios están a espera de su identidad e informar a sus familiares.

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